REFLEXIÓN DOMINICAL DE 31 DE JULHO

INTRODUCCIÓN

En el evangelio de Lucas por tres veces encontramos que a Jesús se le pide explicación por causa de la herencia: (Lc 10,25; 18,18; 12, 13ss).

Si notamos bien la herencia debía unir a los hermanos, pero, por el contrario, ella divide a los hermanos, es algo bien curioso.
Las amarras que tiene el dinero para quien no está atento, es que es mañoso. Arrastra por donde no se quiere caminar, te organiza de manera diferente, te separa de tus amigos, de la familia, te hace olvidar de Dios, y sobre todo, te engaña, porque te hace pensar que eres un inmortal, te expulsa del pensamiento de la muerte.
La insensatez, el embotamiento de la cabeza provocado por el dinero nos hace olvidar que somos seres frágiles, seres finitos y nos lleva a pensar que todo lo podemos solucionar con el dinero, y aún más nos vuelve ensimismados, solo yo. El libro del Eclesiastés comienza diciendo “vanidad de vanidades sólo vanidad”, parece ser lo que vivimos en este mundo contemporáneo.

Ahondemos en nuestra reflexión:
Eclesiastés pertenece a un grupo de libros que llamamos sapienciales. La “sabiduría” es un amplio concepto que puede englobar desde la habilidad manual de un artesano hasta el arte para desenvolverse en la sociedad, la madurez intelectual... representa una actitud de personas y pueblos cuya finalidad es encontrar respuestas a los grandes interrogantes y misterios de la existencia humana.

Podemos calificar de contestatario al autor del Eclesiastés se ubica mas o menos en el año 220 a.C, vive en el florecimiento de una notable actividad económica, pero él se da cuenta que todo es vaciedad; 12,9-10. Es una voz escéptica y crítica, disidente frente a la tradición sapiencial que confía ilimitadamente en las posibilidades de la razón y sabiduría humanas. El sabio Qohélet es un autor, por lo menos, desconcertante. La pregunta que mueve toda la reflexión de su libro es ésta: “¿Qué provecho saca el hombre de todos los afanes que persigue bajo el sol?” (1,3) y su respuesta: vanidad de vanidades (se puede traducir también por vaciedad, sin sentido...) todo es vanidad (1,2.17; 2,1.11. 17. 20. 23. 26; 12,8) 
Éste parece un libro muy poco religioso. ¿Cómo se nos propone a los cristianos este libro, como Palabra de Dios, con esa respuesta tan materialista, tan poco optimista...? O esta otra conclusión: “la felicidad consiste en comer, beber y disfrutar de todo el trabajo que se hace bajo el sol, durante los días que Dios da al hombre, pues esa es su recompensa” (5,17) es como decir vulgarmente “comamos y bebamos, que mañana moriremos...” 
El autor recorre a lo largo de su libro todas las esferas del ámbito humano: trabajo, riqueza, dolor, alegría, decepciones, religión, justicia, sabiduría, ignorancia, el tiempo, la muerte... buscando respuesta a su pregunta. Hagamos lo que hagamos en nuestra vida, al final el destino es el mismo para todos los hombres: la muerte. 
En la época del destierro se empezó a desarrollar la teoría de la retribución personal y del destino individual: el pueblo elegido profesaba una doctrina de retribución colectivista: la bondad o maldad de un individuo tenía repercusiones en el grupo y en los descendientes. En el contexto del exilio estas ideas van cambiando: cada persona recibía en vida la recompensa adecuada a su conducta (2Re 14, 5-6; Jr 31, 29-30; Ez 18, 2-3. 26-27). Sin embargo, la experiencia desmentía este principio. Después del destierro este problema ocupa un puesto primordial en la reflexión sapiencial, y no resulta fácil encontrar una respuesta adecuada. El libro de Job refleja vivamente este drama, apuntando distintas soluciones, pero ninguna definitiva ni convincente: Job es invitado a entrar en el misterio de Dios y desde ahí poder relativizar su dolor, su desesperación y pretensiones. Qohélet se hace eco del mismo escándalo y lo amplía: aun suponiendo que el justo siempre recibiera bienes, tal recompensa no es proporcional al esfuerzo que pone el hombre en conseguirla, pues no da plena satisfacción a los anhelos del ser humano. Tanto Job como Qohélet se mueven en el ámbito de retribución intramundana, no atisban nada más allá de la muerte. 
No está mal que Qohélet nos recuerde el sabor de las cosas sencillas, el disfrute de las cosas ordinarias, que también son don de Dios. En esto conectaría muy bien con la mentalidad de la postmodernidad: presentista, del carpe diem (aprovecha el día) ... No hace falta que hagamos un esfuerzo grandísimo en salir de esta realidad temporal para encontrar a Dios. Él es compañero cercano de todo lo que vivimos. Nos lo dice la fe. La vida tiene sentido porque somos personas humanas, no animalitos, y en nuestros genes llevamos escrita esa búsqueda de sentido, porque estamos hechos “a imagen y semejanza de Dios”, un Dios creador, que se mueve, que sale de sí, que inventa, que busca.

Esto nos puede ayudar a entender lo que Jesús y el autor lucano trabajan en la comunidad, Jesús con sus discípulos y Lucas con la comunidad lucana.
Los hermanos en general se quieren, comparten, hacen fiestas, se reúnen, pero cuando llega el momento de dividir los bienes, hasta ahí llega toda la alegría y la felicidad, se olvidan de todo y actúan como si nunca en la vida se hubiesen conocido, esto sucede hasta entre nosotros cristianos católicos.
Un día Jesús fue escogido como mediador para resolver semejante problema el de dividir una herencia (v.13), miremos la respuesta que da Jesús (v.14), parece ser que a Jesús no le importa mucho dar solución a este conflicto tan familiar y tan del momento, no es tanto así, dejémonos llevar por la perícopa, se podían tomar varias soluciones dentro de las cuales esta lo que dice la Torá al respecto: Dt 21,15-17 o Nm 27,1-11, seguramente que esta solución es la más laudable, parece ser la más lógica y sapiente, pero pr4esenta un inconveniente, no elimina la causa de la cual nacen todas las discordias, los odios y las injusticias.
Jesús no se queda meramente en el caso puntual, va a la raíz del problema (v.15). indica la causa de todos los males: la codicia por el dinero, de conseguirlo a costa de todo.

Todo esto resulta de la mezquindad de nuestro corazón, pues, nos olvidamos que los bienes de este mundo no nos pertenecen, le pertenecen a Dios que los destino para toda la humanidad y no para unos pocos solamente. Quien los acumula olvidándose de la otra-otro, olvida el proyecto de Dios para la humanidad, los bienes entonces pasan a ocupar el puesto de Dios, y se convierten en un ídolo, el ídolo Dinero-Dios, y es entonces donde se llega al egoísmo, la mezquindad y perdida de la conciencia del mal, ejemplos tenemos por doquier.

Notemos, que Jesús no desprecia los bienes materiales, sino la superioridad del proyecto del Padre por encima de los bienes materiales, Jesús piensa en la herencia que será heredada, el reino de los pobres (cf. Mt 5,5), y también podríamos mirar la catequesis de Pedro a los recién bautizados (1Pd 1,4).
Para que quede claro todo este problema Jesús invita a los oyentes a escuchar esta parábola, ahí queda claro lo de la herencia: (vv. 16-21).

Los personajes de la parábola son el terrateniente (agricultor), los bienes de este hombre y Dios. 
Este hombre se puede asemejar a unos de esos terratenientes del tiempo de Jesús, que acumulaba dinero, dinero y más dinero, sin importarle absolutamente nada, solo él, él, y él. Y el pueblo en la miseria pidiendo limosna y muriendo de hambre, esa situación le toco vivir a Jesús en su tiempo, y hoy la vemos como nos dice Puebla: «Ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres».
Si analizamos lo que hace el hombre hasta llegamos a decir: ¿qué de malo hay en este hombre que honradamente se dedica a su trabajo? ¿Dónde está el problema, el meollo del asunto? ¿Por qué es llamado Insensato? ¿tiene mujer? ¿tiene hijos? ¿Tiene vecinos? ¿tiene empleados? Claro que los tiene, la dificultad mayor de este hombre es que los desconoce, los descuida, no tiene tiempo para ellos-ellas, no tiene energía para depender de nadie, no tiene pensamientos, no tiene sentimientos, solo está interesado en lo que le hable de bienes y en aumentar sus bienes, sus propiedades, o sea, su ego, su idolatría.

Es ahí donde está el problema, vemos la raíz, miremos que Jesús es llamado a resolver un pequeño problema y lleva a todos a mirar la raíz del problema, no la solución del pequeño problema que le es presentado. Y Jesús llama a este hombre insensato, hay en él, en todo su ser algo que no funciona correctamente, pues no hay equilibrio emocional, ni equilibrio interior, perdió completamente la capacidad de raciocinio, pues todo lo ve desde su perspectiva y no desde la perspectiva de la comunidad, del compartir, de la alegría sino del acumular. Si leemos bien nos damos cuenta que usa 53 palabras y de estas 53 palabras 12 son referidas a él, o sea, existe él y sus bienes, nada más, que pobreza de hombre, que pobreza de corazón. Es insensato y de verdad.
Luego aparece Dios, como personaje, y lo juzga, como ya dijimos el poseer no es pecado, es el no saber poseer y cambiar los destinos de lo poseído, como vemos, el terrateniente, agricultor no es juzgado por los bienes que posee, sino por el contrario, porque se dedicó a acumular para sí propio (v 21)
¿Cuáles son los males de este agricultor?
Primero, acumular los bienes para sí propio

Segundo, haberse olvidado de Dios, no tenerlo en su proyecto, sustituyéndolo por el ídolo, dinero.

Hoy, también vemos muchas personas que solo les importa su yo, su ambición y nada más, y aun son capaces de llamarse seguidores de Jesús, la crisis mundial, la crisis económica que vivimos es por causa del ensimismamiento de la humanidad, el encierro, el querer poseer, tener a costa de todo. Ya no importa la humanidad, ya no importa lo creado y el creador, sino mis egoísmos, vivimos en un mundo deshumanizado, la madre tierra tiene gemidos, gritos inenarrables, los niños, los jóvenes los adultos, la humanidad toda pide volver al origen, a la razón de ser, a la humanidad de Dios y no al egocentrismo y a la perdida de humanidad y de solidaridad.
Es un grito de todos los desheredados, de los pobres de la tierra que claman justicia, queridos hermanos y hermanas es el tiempo propicio de volver a ser nueva humanidad.


Buen domingo día del Señor.


Pe. Marco Tulio, missionário na Colômbia
                                                       
AS TRAPALHADAS DO CRISMA


1. Rui Osório, jornalista e pároco da Foz do Douro, na sua pertinente coluna na Voz Portucalense (2016.06.29) revela preocupações que não são exclusivas: “Se a minha confidência de pastor vos parecer pessimista, peço-vos desculpa, mas deixem-me desabafar: a prática do Crisma é uma das experiências pastorais mais frustrantes que tenho encontrado.
“Em tempos primitivos, os catecúmenos, depois de um longo crescimento na fé, entravam na piscina e eram lavados; saíam e eram perfumados com óleo do crisma; e acediam à mesa eucarística para serem alimentados. 
“Hoje, não é tanto assim e andamos, na longa e agitada onda da cristandade sociológica, a surfar um pouco aturdidos entre o cansativo cristianismo de tradição e o sedutor cristianismo de opção. 
“Pastoralmente, parece-me que, em vez da iniciação à fé cristã, o Crisma está em risco de se tornar no sacramento que marca o fim de uma certa educação e de pertença cristã construídas na areia. 
“Já lhe chamaram a «festa do adeus»! Os cristãos encontram-se no cais em despedida para outras andanças que não acertam no norte do cristianismo! 
“Tenho boas razões para confirmar a «festa do adeus» de tantos a quem acompanhei na preparação para o Crisma, sobretudo jovens que completaram com assiduidade os seus dez anos de catequese e se despediram da Igreja ou a Igreja não lhes deu um novo porto de abrigo. 
“Será o recém-ungido que abandona a Igreja ou a Igreja que já não tem mais nada a dizer-lhe?” 
Talvez haja quem diga que uma citação tão longa é um abuso. Se abuso existe, é também um agradecimento a Rui Osório que tocou, como pastor e de forma exemplar, numa questão que outros, para não criar ondas, vão disfarçando o incómodo e atamancando soluções que o não são. Diria que preferem tornar o Crisma no grande sacramento da debandada. 
Em certos casos, há dificuldade em aceitar para padrinhos de Baptismo e Matrimónio aqueles que são apresentados pelos pais ou pelos noivos. A escolha, por vezes, tem pouco a ver com o acompanhamento que os padrinhos devem dar aos seus afilhados. Em vez de se aproveitar a ocasião para refazer o caminho da fé cristã, opta-se pela via administrativa. Em alguns lugares, até se acabou com os padrinhos. Bastam testemunhas. Para não haver problemas desses no futuro, procura-se apressar a idade para o sacramento incómodo. 

2. Deixamos de viver em regime de cristandade. A vida das comunidades cristãs já não é regulada pelo campanário nem pelo toque das Trindades. 
Vale a pergunta: a orientação para receber o sacramento da responsabilidade eclesial e social da Fé cristã não deveria ter em conta a idade que, numa determinada cultura, se exige para assumir as exigências da vida adulta, social e familiar? Não se trata apenas de uma questão de idade, mas de um modo de entender o crescimento da responsabilidade de ser cristão, pois chegou a altura de ajudar os outros a crescer, a serem adultos na Fé. 
É evidente que isto implica acabar com o hábito criado de julgar que a religião é para crianças e para o começo da adolescência. Essa mentalidade esquece o tempo das turbulências do crescimento humano. É esse tempo que deve ser evangelizado como preparação para enfrentar a novidade que é a de ser responsável pelo seu futuro e o dos outros, a nível familiar e profissional. Tempo de enfrentar o futuro da Igreja ao serviço da evangelização do mundo. Será também a melhor forma de combater o clericalismo tão denunciado pelo Papa Francisco. Não poderão aceitar ser apenas clientela de uma paróquia ou de um movimento. São chamados, por exigência sacramental, a descobrir os novos caminhos do Evangelho nos sinais dos tempos, que eles próprios devem marcar. 

3. O que está em causa é a teologia dos sacramentos: antropologia sacramental ou sacramentologia antropogénica?, como pergunta Domingo Salado[i]. As normas litúrgicas e canónicas não bastam para uma pastoral lúcida da evolução da vida cristã no devir da existência humana, pessoal e social. 
Faz-se o rito, está feito. Faz-se a cerimónia do Baptismo e está baptizado. Faz-se o Crisma e está crismado. Faz a primeira Comunhão, pode comungar, etc.. É o predomínio da causalidade mágica, do entendimento mecânico do célebre adágio ex opere operato[ii]. 
O próprio Tomás de Aquino realizou, no interior da sua teologia, uma revolução muito esquecida. Passou do primado da causalidade ritual para o primado do signo. Os sacramentos inscrevem-se, antes de mais, no vasto mundo da linguagem simbólica e do regime cristão da incarnação, do Verbo na fragilidade humana. É propriedade dos sacramentos cristãos causarem aquilo que significam, no interior do percurso da Fé pessoal e eclesial. 
Sem inscrever a pastoral dos sacramentos no âmbito de uma teologia marcada pelas ciências humanas, não há caminho para as trapalhadas que não são apenas as do Crisma. Teremos de regressar a estas questões.

Frei Bento Domingues, O.P

N.R. 
Este artigo, publicado no Jornal "Público" no passado dia 10 do corrente, levanta, no meu ponto de vista, muitas questões pertinentes, das quais abordo duas:
1 - Idade do crismando
Considerando a importância deste Sacramento e todo o substrato pessoal e espiritual necessários para recebê-lo, é legitimo questionar se, os critérios vigentes na actual prática paroquial, não podem, por quem de direito hierarquicamente superior, ser revistos.
Na realidade, todos sabemos que a idade da adolescência está longe, muito longe, de corresponder a uma maturidade social e espiritual.
Se ao baptismo se poderá chamar um "noivado", à semelhança do que fazem os nossos irmãos muçulmanos quando o noivo é apresentado à noiva, muitas vezes sem esta o conhecer e sem ter qualquer alternativa, o Crisma representa um "sim" ao casamento com Deus! Não existem intermediários! A decisão tem de ser livre, baseada na Fé, na crença de coração do Amor infinito de Deus pelo seu ser. Assim, tal como para o matrimónio é exigível uma consciência inequívoca do acto que se deseja praticar, algo idêntico, na minha opinião, deverá acontecer aquando da decisão de contrair este matrimónio espiritual!
Ora, a generalidade dos adolescentes, não têm formação cristã / católica, equivalente à impreparação social, assumindo, para o restos das suas vidas, uma aliança com Deus pela graça do Espírito Santo!

2 - Catequese de adultos
A dificuldade em encontrar pessoas com disponibilidade e, sobretudo, com o mínimo de conhecimentos espirituais, bíblicos e canónicos, bem como alguma falta, desculpem as expressões, de humildade vontade em quererem saber mais, em quererem conhecer melhor o Deus que os escolheu, ungiu e  gravou os seus nomes na palma da Sua mão, podem ser um dos motivos para que, a tão desejável e necessária catequese de adultos, seja uma realidade visível e frutífera nas nossas paróquias.
A consciência de que nada sabemos sobre Aquele que nos ama, sería uma alavanca importante para decidirmos: "Eu quero amar-Te mais, eu quero caminhar para Ti para ser digno de ser chamado Teu filho".
A pressa da vida, a sociedade que nos rodeia, a perda dos valores morais e espirituais são, na minha modesta opinião, factores contributivos para este alheamento ou afastamento.